sábado, 2 de octubre de 2010

LA CASA DE CAMPO




Uno de mis sueños más soñados es vivir en una casa de campo. No quiero lujos, me da igual una casa pequeña, de madera o ladrillos, más vieja o más nueva, más fea o más bonita, me da igual, solo quiero vivir en el campo, sin un bonito jardín, perfecto y supercuidado, sino solo eso, campo, pelado y mondado. Abrir la puerta de mi casa por la mañana y estar en medio de la nada, sin vecinos ni ruidos y tener que cojer el coche para ir a comprar el pan porque no queda absolutamente nada cerca. Sería perfecto.
Recuerdo una etapa de mi vida en la que, cuando las cosas no iban bien, cerraba los ojos para quedarme dormida y me veía corriendo super rápido, tan rápido como no puedo hacerlo en verdad en la vida real, corriendo por el campo, todo verde, muy verde y aire limpio, con olor a arena mojada, con los ruídos que solo pueden existir en el campo y conseguía estar bien.
Quizás tenga que ver con que pasé la mitad de mi infancia en un cortijo. Mi abuelo fue cabrero, mis tios son cabreros y ahora mis primos también son cabreros, así que todos los veranos pasábamos el dia ordeñando, ayudando a parir a las cabras, a las vacas y a los perros, recojiendo los huevos que ponian las gallinas y rellenando tripas de cerdo, de lo que después serían chorizos y morcillas, suena bonito, y esque lo era.
No aspiro a tener cabras, ni gallinas, ni ovejas, ni vacas, solo la casa en el campo, eso sí que tengas un maravilloso estudio donde yo pueda dibujar, con ventanas muy grandes para que entre mucha luz.
Soñar está bien.

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